Una de esas prácticas es la inmersión ritual, que consiste en sumergirse en agua de manantiales apenas se inicia el día.
Tiene por objeto:
- Comulgar y entregarse a su 'Madre', la naturaleza
- Reafirmar y consolidar esta identidad, y la adhesión a las propias convicciones
- Purificarse de los errores y malestares anímicos
Empezar el día luego del baño ritual equivale a ponerse el propósito firme de "empezar de nuevo", con pureza y ánimo renovados.
Luego de parir en un lugar apartado de la selva la madre sumerge al niño recién nacido en agua de manantiales; lo consagra así a la Madre Naturaleza, ya que cada uno tiene la convicción de que la Madre Tierra es la Primera Madre, la Mayor, y es con ella que se tiene el compromiso principal; en segundo lugar está la madre carnal.
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