Ellos se consideran entre sí "hermanos", aunque se diferencian a los hermanos carnales y primos cercanos de los que pertenecen a otras familias, a otra comunidad, con quiénes se pueden casar.
También se dan el trato de hermanos entre diferentes nacionalidades y en la actualidad, entre aquellos que sostienen el mismo propósito.
Pero la "hermandad" conlleva sus compromisos y costos. Exige respeto, o sea, lealtad, sinceridad, solidaridad, no mezquinar el esfuerzo, no ser indiferente. Prácticamente no existe eventualidad en la que un individuo pueda proceder sin tener en cuenta sus compromisos y sus obligaciones. Esos compromisos y obligaciones abarcan a su pueblo, a toda su gente, a su tierra, a los antepasados, a los hijos y descendientes, a los animalitos, a los árboles, a los ríos, a los contenidos de la cultura, etc.
Aún así los compromisos no restringen la libertad, la individualidad, porque los otros han de retribuir el respeto. Sólo es necesario ser una persona confiable.
El trato que la gente se da entre sí abarca también a la naturaleza. No es una idea caprichosa creer que las manadas de animales tienen su "dueño". Es evidente que cada una tiene un jefe, un líder. Hasta los insectos se organizan de este modo.
Cuando salen al monte tienen que pedir permiso al guardián del monte, si quieren sacar algo del agua tienen que pedir permiso.
Y así como cada manada tienen su líder, hay una especie que reina sobre las demás. El tigre, jaguar, puma, reina en los montes; el águila reina en el cielo ya que nadie más la caza; el yacaré, caimán, cocodrilo rige las aguas.
Los delfines señorean el mar.
Los guardianes tienen nombre y por su nombre se los invoca.
Cuando los abuelos iban a pescar hacian en la red un agujerito en el medio y salian todos los pescaditos que tenian que madurar, y los que si estaban maduros esos eran los que se consumian; era prudencia, era solidaridad, era respeto.
Si no se da respeto no se obtiene respeto.
También se dan el trato de hermanos entre diferentes nacionalidades y en la actualidad, entre aquellos que sostienen el mismo propósito.
Pero la "hermandad" conlleva sus compromisos y costos. Exige respeto, o sea, lealtad, sinceridad, solidaridad, no mezquinar el esfuerzo, no ser indiferente. Prácticamente no existe eventualidad en la que un individuo pueda proceder sin tener en cuenta sus compromisos y sus obligaciones. Esos compromisos y obligaciones abarcan a su pueblo, a toda su gente, a su tierra, a los antepasados, a los hijos y descendientes, a los animalitos, a los árboles, a los ríos, a los contenidos de la cultura, etc.
Aún así los compromisos no restringen la libertad, la individualidad, porque los otros han de retribuir el respeto. Sólo es necesario ser una persona confiable.
El trato que la gente se da entre sí abarca también a la naturaleza. No es una idea caprichosa creer que las manadas de animales tienen su "dueño". Es evidente que cada una tiene un jefe, un líder. Hasta los insectos se organizan de este modo.
Cuando salen al monte tienen que pedir permiso al guardián del monte, si quieren sacar algo del agua tienen que pedir permiso.
Y así como cada manada tienen su líder, hay una especie que reina sobre las demás. El tigre, jaguar, puma, reina en los montes; el águila reina en el cielo ya que nadie más la caza; el yacaré, caimán, cocodrilo rige las aguas.
Los delfines señorean el mar.
Los guardianes tienen nombre y por su nombre se los invoca.
Cuando los abuelos iban a pescar hacian en la red un agujerito en el medio y salian todos los pescaditos que tenian que madurar, y los que si estaban maduros esos eran los que se consumian; era prudencia, era solidaridad, era respeto.
Si no se da respeto no se obtiene respeto.
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