sábado, 13 de septiembre de 2008

Charrúas: Amputaciones

Por amor a la vida; por temor a la Muerte

Práctica compartida con Melanesia -Oceanía- y la gente de Lagoa Santa - Brasil-.

Quiénes viven en estrecha relación con los elementos se sustentan de energía. Como consecuencia de esta filosofía es que se practican amputaciones en algún dedo al morir un ser querido. La falange amputada acompaña al difunto para que éste no se tiente a regresar en busca de su esposa o ser querido. Del mismo modo se lo acompaña con sus cosas, utensilios, y hasta alimentos, para que no regrese en busca de ellos, o que resulte tentado con estos objetos por un brujo "cazador de almas".

Cuando el difunto muere muy a disgusto de hacerlo y se niega a partir, se convierte en víctima fácil de los "cazadores de almas", que lo emplearán para quedarse en este plano, visitar personas y hacerles daño, chupándoles la energía, dirigidos por el brujo.

Un muerto disconforme es un residente invisible de este plano, y para poder quedarse se sustenta de las ideas y sentimientos de sus seres queridos, convive en sus cuerpos, y altera de este modo la existencia de sus deudos.

También en Nueva Guinea existe la costumbre de seccionar una parte de un dedo (en algunos casos, del pie, como ocurre en las islas Fidji) con motivo de la muerte de un ser muy querido.

Este tipo de conducta se refleja en pinturas rupestres paleolíticas en Francia y España, pero continúa habiendo manifestaciones más o menos recientes desde Italia hasta Indonesia, entre los tehuelches de la Patagonia, en las cuevas sagradas de los mayas, en infinidad de abrigos decorados del sur del Sahara y en Australia.

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