©Marta Balbi
La Madre Tierra hace nacer de sí la furia de la rebelión cuando las fuerzas malignas de los demonios amenazan la existencia benéfica misma. Lo hace para proteger a los justos, destruir a los malvados y establecer todo aquello que es bueno y correcto. Según la mitología todas las energías del universo unieron sus poderes para crear a la Madre Tierra, y de su cabeza nacen los héroes capaces de destruir a los demonios que la azotan. La misma mitología nos dice que la Gran Madre Tierra, al aniquilar a los demonios, lo hace de forma tal que a través de la manera en que ella los mata logren a su vez ser purificados e ir al cielo. Lo anterior muestra su gran sabiduría y compasión para todos sus hijos, incluso aquellos que por su comportamiento se han convertido en demonios. La Gran Madre es a su vez Madre de todo cuanto existe ya sea visible o invisible, tangible o intangible, positivo o negativo. Pero como toda madre al ver pelear a sus hijos (buenos y malvados) ella se preocupa por restablecer el orden, protegiendo lo justo y castigando lo malo.
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