sábado, 13 de mayo de 2017

El grito de los desposeídos

Los países en que les fue posible ser ellos mismos tuvieron un crecimiento homogéneo y sostenido de su población, lo que es fundamental para el desarrollo de las capacidades que se trasuntan en desarrollo tecnológico, por ejemplo.

Nuestras naciones de América no tuvieron esa oportunidad. Desde hace 500 años hemos sido víctimas permanentes del atropello y la colonización.
Nuestras poblaciones han sido arrancadas de sus territorios, inculcadas en falsas concepciones culturales, humilladas, explotadas y asesinadas.

Ellos han hecho algún esfuerzo por sostener sus identidades y sus principios, pero la embestida fue gigante.
Ahora un Instituto medidor los cuenta, usando criterios sui géneris, como “pobres”. Otras mediciones anteriores ni siquiera los registraban.

El hecho de percibirlos ahora como “pobres” los visibiliza; parece que ese es un indicio de inclusión, pero históricamente ellos no quieren ser incluidos dentro de la sociedad colonizadora.
Se dice que piden ‘dinero’, pero hay que saber que la sociedad colonizadora fue la que destruyó los árboles de pan para que esclavizarlos y que no tuvieran otra forma de proveerse, también contaminó los ríos, diezmó los montes y las selvas que los alimentaba y maldijo como ‘paganos’ a sus Reverencias Superiores.

Para peor de todos los horrores, los colonizadores encontraron la manera de usarlos políticamente, entonces los llevan frente a sus autoridades a que se manifiesten, para capitalizarlos como rédito político, y sus autoridades, que tampoco entienden nada, les terminan dando lo que ellos no están pidiendo.

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